Jenson Button y la escudería Brawn GP han dado la vuelta a la jerarquía de la Fórmula Uno y han convertido en realidad el sueño tanto del piloto como de los dirigentes de este deporte.
"Se acaba de convertir en un cuento de hadas", dijo John Button, sonriendo encantado con una copa de champán después de que su hijo lograra el triunfo en el primer gran premio de la temporada, celebrado el domingo en Australia.
"Todavía no me lo creo. Estas cosas no pasan, no hoy en día".
Hasta cierto punto, tenía razón. Brawn es la primera escudería que gana en su debut desde 1977, y es la primera en 55 años que logra el primer y el segundo puesto del podio, con el veterano brasileño Rubens Barrichello.
Button, el último de los 18 pilotos en la clasificación del año pasado, sumó más puntos en una tarde que en sus dos años anteriores con Honda.
En diciembre, cuando los antiguos dueños del equipo, Honda anunciaron que dejaban la Fórmula Uno, Button y los demás se quedaron en el limbo. Cualquiera que hubiera dicho que iban a correr en Melbourne, y que ganarían saliendo de la 'pole', habría sido considerado un optimista.
El primer obstáculo se superó con Ross Brawn liderando un grupo que compró la escudería, a la que le puso su nombre. El mayor problema fue encontrar un patrocinador para un coche que apenas se había probado.
Pero el domingo por la tarde, Brawn y Button lideraban los campeonatos de constructores y pilotos y el millonario Richard Branson se había unido al proyecto con su Virgin Group.
LAS APARIENCIAS ENGAÑANSin embargo, como han destacado los rivales, las apariencias engañan. Honda destinó al menos 300 millones de dólares a la escudería el año pasado, más que cualquier otro fabricante, y el monoplaza con el que Button cruzó primero la línea de meta llevaba al menos 15 meses preparándose.
Con McLaren y Ferrari peleándose por el título el año pasado, Honda decidió dar poca importancia a esa temporada y concentrarse en 2009 y las nuevas normas.
Brawn se ha beneficiado de esa preparación y además de los mismos motores Mercedes del McLaren del campeón del mundo, Lewis Hamilton.
La Federación Internacional del Automóvil (FIA), que ha hablado de igualar la competición y cambiar la jerarquía, estará entusiasmada.
Los dos monoplazas de los campeones de constructores, Ferrari, no terminaron la carrera. Los de BMW-Sauber tampoco terminaron, y Robert Kubica tuvo que abandonar cuando podría haber ganado tras un choque a tres vueltas del final. Hamilton, aunque finalmente terminó tercero, salió último.
Delante estuvieron los menos esperados Brawn, Williams, Toro Rosso y Toyota. Incluso Force India, que el año pasado no logró ni un punto, tuvo a Adrian Sutil noveno.
Ahora todo está pendiente de una vista ante un tribunal de apelación parisino el 14 de abril, en la que se decidirá sobre los polémicos difusores que usa Brawn, entre otros. Los jueces de Melbourne dieron el visto bueno a la aerodinámica de Brawn, Toyota y Williams, pero Renault, Ferrari y Red Bull han apelado.
REUTERS